anduvo tanto tiempo
y tanto vio
con sus antiguos ojos,
La tortuga
que comió aceitunas
del más profundo mar,
la tortuga que nadó siete siglos
y conoció siete mil primaveras,
La tortuga blindada
contra el calor y el frío,
contra los rayos y las olas,
la tortuga amarilla y plateada,
con severos lunares ambarinos
y pies de rapiña,
la tortuga se quedó aquí durmiendo,
y no lo sabe.
De tan vieja
se fue poniendo dura,
dejó de amar las olas
y fue rígida
como una plancha de planchar.
Cerró los ojos que
tanto mar, cielo,
tiempo y tierra desafiaron,
y se durmió entre las otras piedras.
de Neruda
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